Desc: 40 días en el campo base: Dirigida por Dianne Whelan. "¡No sé nada sobre montañismo!" se ríe Bagyashree, escaladora primeriza, mientras el líder de su expedición le muestra cómo usar una máscara de oxígeno. Como una colmena sin reina, el campamento base del Everest se ha convertido en una comunidad desordenada y en expansión de individuos, todos compitiendo por el espacio para hacer su propio esfuerzo hacia la cima. "La cosa ha cambiado. Antes sólo había una expedición por temporada, ahora hay docenas... y cientos de escaladores", reflexiona el Dr. Peter Hackett, figura destacada de la medicina de altura y veterano del Everest. A la montaña, aquí llegan expediciones comerciales todos los años, y los clientes pagan hasta 100.000 dólares por el privilegio. Más de 3.000 personas han sumado el Everest en 1953. Sin embargo, 250 personas también han muerto en la montaña. Entre las tiendas del campamento base, horribles partes de cuerpos emergen a través del hielo en varios estados de descomposición. "La tasa de mortalidad ha sido notablemente estable. Sigue siendo más alta de lo que la mayoría de la gente aceptaría durante unas vacaciones...", dice Hackett con una sonrisa irónica. Es un grupo ecléctico que se arriesga, desde Arjun, de 16 años, que quiere ser el el indio más joven en coronar el Everest, hasta Nelson, que quiere ser el primer colombiano con una pierna protésica en alcanzar la cima. Pero por cada noble historia de logro personal, hay advertencias a las que hay que prestar atención. "El cambio climático es un problema real. La montaña se está derritiendo y volviéndose cada vez más peligrosa". Las operaciones de limpieza no oficiales intentan desesperadamente tomar medidas drásticas contra las pilas de latas, botellas, cuerdas, bombonas de gas, postes de tiendas de campaña y ropa desechada que manchan un paisaje que de otro modo sería majestuoso. "Estamos muy tristes porque éste es nuestro Dios", suspira Chuna, guía de expedición local nepalí. Y a pesar de los cambios, la montaña sigue siendo una fuerza a tener en cuenta. A medida que la temporada llega a su fin, sus últimos visitantes ciertamente han demostrado quién manda. "Puedes comercializarlo muchísimo, pero a la montaña no le importa quién eres... tienes que ser humilde en las montañas".."